lunes, 26 de noviembre de 2007

enua entrvista que varios me pidieron

Reportaje a Norberto Jansenson (Parte I)
Entrevista exclusiva a este mago de 30 años, practicante de la meditación, gustoso de la comida sana, y metódico con su diario personal; que sabe combinar el mentalismo, el romanticismo y el humor, en pequeñas o grandes ilusiones, todas enmarcadas en bellas historias. Que gracias a su desapego y su conocimiento interior hoy es quien es, y llega en la actualidad a formar parte de uno de los equipos de producción de televisión más prestigioso en Argentina, asesorando y actuando de sí mismo en Ilusiones, (la serie ficción desarrollada en una cantina y protagonizada por Oscar Martínez en el papel de un mago).
Polémico en sus declaraciones, pero sin compromisos, convencido de que el mago enmascarado fue una ayuda para que los magos salgan de su ataud y se pongan a trabajar de verdad, y como el mismo nos aclara al final del reportaje, ("debido a que hay un limite muy finito que separa la correcta y la equivocada interpretación de las palabras, deseo que se comprenda el verdadero significado de lo dicho con amor, por alguien que ama a la magia" (sic.)).

Mágika XXI: ¿Cómo comenzaste en la magia?

Norberto Jansenson: Como muchos, lo mío es una historia repetida, comencé a los 6 o 7 años con las cajas de magia. Después hubo unos quiebres importantes de los cuales vale la pena hablar. Así como hay en la vida de todas las empresas periodos de siembra y periodos de cosecha, periodos de aprendizaje, que en realidad es todo el tiempo, de probar lo que uno aprendió y qué resultado da, periodo de controlar la primera parte del aprendizaje mientras se están aprendiendo las cosas nuevas, periodo de cambiar lo primero que aprendiste mientras se está aprendiendo lo tercero y controlando lo segundo. El quiebre definitivo hacia algo totalmente profesional llega a los 20 años, (que yo lo llamo profesional, no porque cobrara plata, si no por que ocupa el 100 % de mi vida) en el que dejé todas mis actividades para dedicarme exclusivamente a la magia. Desde ese entonces soy mago las 24 horas del día.

M.XXI: ¿Qué resignaste para dar ese paso y cuales fueron las consecuencias en un principio?

N.J.: Yo estaba estudiando, (hice dos carreras: diseño gráfico y publicidad) y además trabajaba en una empresa de ropa de cuero que ya no existe desde los 14 años, en la que había ingresado como cadete y telefonista, y a los 20 era encargado de una sucursal. En ese momento decidí dejar, resignando un sueldo impresionante. Los primeros siete meses fueron duros: seguía estudiando y el teléfono no sonaba, hacía una fiesta cada dos meses en lo de algún amigo, ya que la gente tenía gran reticencia a dejar en manos de un chico de 20 años la responsabilidad de entretener a una cantidad de adultos (a veces salvajes) en una fiesta. Para colmo estaba dejando la casa de mis padres para irme a vivir solo. Luego surgió la posibilidad de trabajar en la cadena de Pumper nic, junto a Henry Evans y Fernando y Marcelo (dos amigos que ya casi no están en la magia), animando las fiestas infantiles que allí se realizaban. Todo había surgido de "casualidad" (esa palabra te pido que la escribas entre comillas porque para mi la "casualidad" no existe, (sic.)). Primero estaban trabajando en la cadena de Pumper nics Henry, Fernando y Marcelo, y se necesitaba un mago más. Estos dos últimos, a quienes yo había introducido en la magia le hablaron de mí a la jefa, y se dio que en una fiesta me vio trabajar sin que nos conociéramos, (yo ni siquiera sabía que ella estaba) y después me entero por Fernando y Marcelo que quería hablar conmigo. Allí empieza la historia.
Nos juntábamos con ellos una o dos veces por semana y nos distribuíamos el trabajo, que era mucho. Hacíamos unas 8 fiestas cada uno por semana y además a mi me ofrecieron hacer los fines de semana la animación en el local de Libertador y Bullrich al mediodía para la gente que estaba almorzando. También nos permitían darle a la gente nuestros datos, y como consecuencia de esto empezaron las recomendaciones.

M.XXI: Digamos que en un primer momento tomar la decisión de dejar un trabajo estable y bien remunerado habrá sido difícil. Era jugarte.

N.J.: Tomé muchas decisiones como esa y aún hoy lo hago todo el tiempo. En realidad siento que tomar ese tipo de decisiones es lo mejor que un ser humano (y no sólo un mago) puede hacer; y tiene que ver con aprender que una de las cosas más importantes que hay en la vida es el desapego. Para mi el desapego es el secreto de la felicidad, pero no el desapego de ir por la vida diciéndole a la gente que no te importa nada (eso es indiferencia y no desapego). En mi opinión, el desapego es entender que uno se para sobre sus propios pies, y que todas las personas y las cosas que están alrededor tuyo no nacieron con vos y no van a estar con vos cuando te mueras. Te acompañan hoy, quizás mañana; y deberían estar con vos de una manera más relativa y más relajada. Como uno tiene miedo de perder lo que tiene y tiene miedo de perder lo que no tiene, está todo el tiempo sacrificándose a sí mismo y sacrificando sus valores más o menos importantes.
Uno dice: "los valores importantes yo no los negocio"; pero entonces los menos importantes ¿sí?. Para mí una cantidad de valores no importantes tienen más valor juntos que un solo valor importante.
Muy temprano aprendí que lo que dejás hoy y te duele, es en beneficio de lo que vas a ganar mañana. Me sigue doliendo mucho perder aquellas cosas a las que renuncio, y ese dolor significa que lo que hoy dejo fue importante en mi vida; y de todas maneras lo dejo, y sé que luego viene algo mejor, más profundo, o más para mí. Hay una frase Zen que dice: "Una taza solamente sirve como taza mientras queda espacio vacío en ella". Cuando la taza está completamente llena, ya no sirve más. Si uno llena la taza con agua puede volcar el agua, pero si uno llena la taza con cemento y la taza es de cemento ya no es más una taza, ahora es un bloque de cemento, y en un bloque de cemento ya no se puede meter absolutamente nada.
Entonces yo creo que uno tiene que estar siempre dejando algo para que quede lugar en su vida para conseguir algo nuevo. Eso fue lo que me movió en ese momento (más inconscientemente que ahora), para dejar el trabajo que hacía; porque yo sentía que la magia era lo que quería hacer. Cada minuto que se vive haciendo lo que te gusta se disfruta mucho más intensamente.

M.XXI: ¿Que es ser un mago?

N.J.: Acá nos vamos a meter en un terreno complicado. En mi opinión, un mago es la persona que tiene la capacidad de transformar y se dedica tiempo completo a ello. Y no estoy hablando de transformar monedas ni pañuelos. No hablo de escenarios, ni de close up, ni de mentalismo, ni de pelo largo, ni de pelo corto, ni de smoking, ni de galera. Me refiero a una persona que tiene la capacidad de transformar las cosas, la gente, el mundo, y sobre todo (y lo más importante) de transformarse a si mismo. Si yo tengo la capacidad de (y me dedico a) transformar una lágrima en una sonrisa, un día malo en un día bueno, un día nublado en un día de sol, una tristeza en una alegría, una muerte en un renacimiento, soy un mago. Dentro de esa acepción tan particular, creo que conozco a tres personas que trabajan de magos, y a muchas otras que no trabajan de magos, y a quienes llamo magos.

M.XXI: ¿Quiénes son esos tres magos?

N.J.: En primer lugar René Lavand. En segundo lugar Tommy Wonder, y en tercer lugar el David Copperfield de la televisión, (no así el de los shows en vivo, que me desilusionó y que las veces que lo vi fui esperando a un encantador de serpientes y me encontré con un comerciante) cuyos especiales me parecen envidiables, y casi maravillosos. Esos tres tipos me parece que son magos de verdad. Y no quiero remontarme a la historia porque no quiero cometer el común error en que he visto incurrir a muchos (lo digo con todo respeto) de idolatrar a aquellos que ya no existen y a quienes no vimos. Lamentablemente, toda la gente que se muere pasa a ser inmediatamente mejor de lo que era cuando vivía, y muchísimo mejor que todos los que están vivos. No quiero menospreciar a quienes ya no están y no he visto trabajar, pero prefiero hablar de quienes vi (que no me lo contaron y no se han agrandado sus figuras porque estén muertos). Por eso quienes te nombré (en mi opinión) son verdaderos magos. Después te puedo decir que he visto 10 minutos de Jeff Mc Bride que me movieron algo adentro y me transformaron, 15 minutos de Tamariz, o 7 minutos de tantos otros, pero no puedo juzgar el talento o la capacidad transformadora de una persona por 5 minutos de iluminación, porque hasta en un día nublado puede haber 30 segundos de sol.

M.XXI: ¿Qué opinás entonces de la gente que hace magia, concurre a entidades, conferencias, y no se presenta en escenarios ya que a veces se los separa o discrimina, sea por este motivo o bajos conocimientos?

N.J.: Yo no separo a nadie. Es más la gente que me separa a mí que la que yo separo. Con toda la gente que quiere llevarse bien conmigo tengo una buena relación, sea o no sea mago, actúe o no en un escenario. Hay algunos magos que actúan que desprecian a los que no actúan. Te dicen: "mirá, cuando te subas al escenario, recién ahí vas a poder hablar". Yo pienso que es todo lo contrario. Conozco gente con la cual comparto momentos maravillosos, mucha de la cual hace magia, y otra que no, y de hecho nos servimos mas mutuamente yo y quien no se sube al escenario, que yo y quien se sube, porque nos podemos dar cosas diferentes y complementarias. Nick Ruggiero (dueño de Collector´s Workshop) me dijo: "Los creadores, realizadores y asesores necesitamos a ustedes los magos para poder existir plenamente. Soy feliz cada vez que tengo el privilegio de conocer a un mago de verdad, que se atreve a subir a un escenario con objetivos sanos, y de forma verdaderamente profesional encanta y transforma al público, utilizando para ello quizás, alguna de mis creaciones."

M.XXI: Entre esos quiebres de los que me hablaste antes y periodos de aprendizaje más allá de las cajas de magia ¿hubo algún maestro?

N.J.: Cuando tenía 9 años más o menos, había un amigo de mi padre que vivía en el departamento de arriba de mi casa y que formó parte de un circo donde aparentemente había trabajado Fu Manchú. El me mostró los dos primeros efectos de magia profesionales, que fueron "la bolsa y el huevo", y "el vaso de leche" y me dio la tarjeta del bazar Yankee. Los mejores recuerdos de aquel entonces eran mis cumpleaños, o para reyes o el día del niño cuando este hombre, mi padre, mis tíos o mis abuelos, me llevaban al bazar Yankee para comprarme algún efecto de magia, además de la fascinación que me producía entrar a ese lugar, y que aun hoy conservo cuando voy a lo de mi amigo Carlos Raggi, o veo un catálogo. Hoy justamente escribía en mi diario que hasta el día de hoy niego lo que ya sé del secreto del truco de magia para poder comprarlo, porque si uno que ya sabe hoy como es el secreto y no lo niega, ¿con que se ilusiona?.
A los 11 años aproximadamente aparece la tarjeta de un mago que mi padre había visto en un cumpleaños, con quien aprendí un par de cosas y después aparece Charly Brown, que había empezado con su escuela un año antes. Ese segundo año de la escuela de Charly yo empecé con el curso. Hice los tres años, hubo en el medio un congreso en Montevideo, una convención de Luas en la Plata, y una charla de Eduardo Esteban de magia con cartas. Cuando terminé los tres años del curso de Charly Brown lo fui a ver y le dije: ¿ahora que hago? ¿cómo sigue esto? ¿con quien sigo? Y me contesta: "no sé, ya terminaste. Listo; ahora dale para adelante" Y le digo: "¿sabés lo que voy a hacer?, voy a hacer los tres años de vuelta desde primer año." Se asombra y me dice: "¿cómo vas a empezar de primer año de vuelta si ya lo hiciste?" "No importa -le contesté-, ahora voy a aprovechar para disfrutar de otras cosas: voy a ver como te movés, voy a ver como hablás, voy a ver todas las cosas que no vi durante el curso porque estaba prestando atención a los efectos de magia."

M.XXI: ¿Y lo hiciste el curso?

N.J.: Si, pero al poco tiempo de empezar fue cuando murió Charly. Siguió con la academia Jorge Trouvé, y yo dejé e intenté hacer algo con Kartis pero no funcionó. Creo que no me pude conectar con él, no se creó un vinculo. En esa época yo ya apuntaba a otra faceta de la magia que no era solamente la técnica (a pesar de que hoy hago cosas con mucha técnica y otras sin nada; es decir: no reniego de la técnica, ni tampoco creo que la técnica es la salvación de los magos). Que quede bien claro: no reniego de la técnica, de hecho le dedico el tiempo y estudio necesarios. Debe haber un equilibrio entre la técnica y el efecto que quieras lograr, pero no el efecto mágico, si no el efecto que quieras lograr dentro de la cabeza del espectador. Si la técnica te ayuda para eso, mejor, pero si te entorpece entonces no sirve.

M.XXI: ¿Que herramientas utilizás para lograr ese efecto en la cabeza de la gente?

N.J.: Todas las que encuentre y de las que disponga. Y cuando digo todas me refiero a todas aquellas que no son el truco, que creo que por cantidad son muy importantes, ya que el truco en si mismo dentro de una torta redonda ocuparía un 15% y todo lo demás un 85%. Ese todo lo demás es la vestimenta, el aspecto, la forma de hablar, la forma de pararse, la forma de tratar a la gente, la presentación, el sonido, la iluminación, todo. Todo eso que individualmente no tiene ninguna importancia ni puede compararse con el truco, pero cada parte sumada a las otras como un todo sí, por la proporción que ocupan.


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jueves, 15 de noviembre de 2007

otro y nada mas

Entrego el mazo a un espectador para que lo mezcle y quite tres cartas, de las cuales pensará en una sin nombrarla.

2- Enseño el bolsillo derecho del pantalón, sacando afuera el forro, par a mostrar que está vacío.

3- Tomo las tres cartas elegidas por el espectador, las guardo en el bolsillo que previamente mostré vacío y recojo el resto del mazo con la mano izquierda.

4- Al espectador le insisto que siga pensando en la carta elegida, diciéndole: "De tal manera podré sincronizar las ondas de su pensamiento con mi mente".

Seguidamente saco y miro una de las tres cartas que introduje en el bolsillo, luego, la otra, y sin mostrarlas las coloco, cara hacia abajo, sobre el mazo que tengo en la mano, y al mismo tiempo digo: "No, ésta no es".

Enseguida (antes de sacar la última carta agrego: "Le ruego nombre el naipe en que está pensando" Una vez que lo he hecho continúo.

5- "Señor, desde el primer momento capté una vibración mental suya; sabía que su carta era un tres (o la que nombre), pero la transmisión era algo confusa en lo que respecta al palo. Ya he captado correctamente su pensamiento; la única y última carta que dejé en mi bolsillo es precisamente la que Ud. pensó".

6- En efecto, enseño dicha carta al espectador.

PROCEDIMIENTO

Tengo ocultas, antes de comenzar el juego, dos cartas cualesquiera en la esquina superior del bolsillo; si deseo, puedo sacarlo fuera para no dejar lugar a dudas.

Si la forma del bolsillo no lo permite tenerlas extendidas, puedo mantenerlas ligeramente dobladas.

El espectador entrega las tres cartas (es preferible que sean de distinto valor) y mientras converso las coloco disimuladamente en orden correlativo antes de guardarlas. No hay necesidad de recordar el palo.

¡Atención! Las dos primeras cartas que quito (movimiento número cuatro) son las que previamente oculté en la esquina superior del bolsillo con antelación. Por el lugar que ocupa entre las tres que me quedan, y que son precisamente las de él , no tengo dificultad alguna en sacar y enseñar la carta nombrada.

bueno unos trucos sensillos para aprenderlos

Hilo roto y compuesto
por Carlos Sanoja



Materiales:

dos pedazos de hilo del mismo tamaño y color
un pañuelo
Procedimiento
Se toma un pedazo de hilo que no puede estar nunca a la vista del espectador y se tiene enrrolado como una bolita previamente.

Se toma el otro trozo de hilo por una de las puntas y se le pide al espectador que tome por la otra y realize tantos cortes como el quiera en el hilo.

Luego tomamos los pedazos con la mano en donde tenemos el hilo entero y enrrollado y lo cambiamos por el hilo roto, de una manera sutil, dejo el método a tu criterio.

Le decimos al espectador que revise el pañuelo y luego le colocamos el hilo ya cambiado en el pañuelo se le dice que apriete fuerte y que deje que usted meta un dedo, claro ya sin nada. Y al revisar el hilo sale entero. Se puede ir tirando de una punta, mientras el espectador todavía lo sostiene. Para ello debiste dejar una punta a mano.

Espero que les guste, es sencillo pero no por ello deja de ser efectivo

y bueno de spue de un largo tiempo un truco de levitacio

bueno para los chicos que me piden que le enseñe a levitar aqui una manera bien facil sludos



EFECTO:
El mago se cubre de la cintura para abajo con un pañuelo grande, o con una chaqueta, y se observa que los pies se elevan del piso más o menos 12 ó 15 pulgadas.

PREPARACION:
De lo más simple.
En el pie derecho se pone un calcetin, media o calceta, depende como le digan en tu país, al cual se le ha quitado un pedazo, donde queda el dedo grande y el siguiente, de modo que estos queden más o menos libres. Para este juego el zapato que debe usarse el Mocasin (no zapatos amarrados o de cordones).

REALIZACION:
Te paras frente al público, procurando que no haya espectadores a los lados, sostienes el pañuelo distendido con las dos manos cubriendo el cuerpo de la cintura hasta el piso.

Ya ocultos los pies, se saca el pie izquierdo, dejando el zapato a la par del derecho.
Seguidamente se saca el pie derecho y con el dedo grande y el siguiente se levantan los dos zapatos juntos , procurando que salgan las puntas afuera del pañuelo, esto se hace lentamente y con todo el teatro posible.

El otro pie lógicamente queda cubieto por el pañuelo.

Para terminar bajas el pie que sostiene los zapatos lentamente , cubres los zapatos con el pañuelo y te los calzas tranquilamente y................! a recibir los aplausos.

Comentario:
No vayas a levantar el pie izquierdo porque si no te vas a llevar un porrazo, pero si lo logras levantar ahi me cuentas como lo hiciste.